jueves, 3 de junio de 2010

Artes ceñidas

CÉZZANE

Deshace julio en vapor los cristales
de las ventanas del agua y del aire.

En el blanco azul tornasol del mantel
los frutos toman posturas eternas
para el ojo y para el pincel.

Junto a las naranjas de abiertos poros
las manzanas se pintan demasiado,
y a los duraznos, por su piel de quince años,
dan deseos de acariciarlos.
Los perones rodaron su mármol transparente
lejos de las peras pecosas
y de las nueces arrugadas.

¡Calor! Sin embargo, da pena
beberse la "naturaleza muerta"
que han dejado dentro del vaso.

-Xavier Villaurrutia-


Este poema está inspirado en el trabajo plástico del pintor francés Cézzane. La imagen es una de sus pinturas. Villaurrutia dedica este poema al poeta Carlos Pellicer; el poema aparece en el poemario Reflejos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Anáfora

Alguien.


Alguien se empecina en cantar la canción que me materializa,

se esconde como gato,

como ojos tremendos a la luz de la oscuridad,

respira,

vive en lo virtual de mi vida,

me encadena.



Alguien prevalece dentro de mí, me comprime

y se come mi voz que agoniza.



Vibrato pequeño que busca llegar al otro lado

pero se estrella en la pantalla de la lejanía.



Alguien con manos caligráficas y piernas como el tronco del árbol de ayer,

atestigua el poder de una mentira

bajo la máscara de mis palabras.



Alguien abre la puerta de lo confuso pero no me deja salir. Alguien eres tú.

-Mío-

Anáfora II

Retorno a tu risa cada lunada,

la guardo entre las sábanas y la espalda,

sueño con ella,

la seduzco,

la dilato,

la desgajo,

la devoro,

me la unto,

me fecundo con ella,

me demoro en ella,

palpito con ella,

arborezco en ella,

conquisto mundos,

los reformo,

alcanzo el cosmos con ella…

… entonces suena implacable mi alarma, y yo, sin ella.

-Mío-

domingo, 21 de marzo de 2010

Poemilla gráfico







Observa la fluctuante oscilación de nuestro amor: 


engrandece para



disminuir, asi será constantemente...


-Mío-

Poema gráfico

A - le - tar - ga - do,
como linfa d
                         e
                           r

                             r
                               a
                                 m
                                    a
                                       d
                                          a,
                                              bebe mi corazón la amargura de tu ausencia.

-Es mío-

lunes, 8 de marzo de 2010

Soneto de Amor

Como agua cristalina de la fuente
son a veces de puras mis pasiones,
y otras veces mis turbias emociones
semejan la locura del torrente.

Cuando el mar es tranquilo y transparente
se parece a mis suaves sensaciones,
cuando desborda su agua en contorsiones,
remeda el desbocar de mi corriente.

Mi alma que es llorosa, se transforma;
también es visitada por el llanto;
como el agua, es cambiante a cada forma;

pero, dulce o tenaz, se oye su canto
que en murmullos de ola, se conforma
a mareas de amor o de quebranto.

-Guadalupe Amor-

Curioso ensayo.

Breve elogio de la guanábana.

Emprender un elogio frutal demanda severidad. Hay que escribir la verdad sin excederse, sin decaer al ditirambo de la fruta. Hay que recordar que la fruta se pasa, que cuando se pasa ofende la lengua con su sabor dulzón de fermentos y podredumbre. Hay que celebrar la fruta, pero nunca hay que otorgarle ninguna perfección. Hay que elogiarla con elegancia, sin reducirse al panegírico.
   Para elogiar a la guanábana, hay que reconocer primero que es una fruta muy fea. Por su exterior, parece el embrión de un reptil. Parece como que, si se le dejara madurar al sol tropical, le saldrían patas y un hocico y los ciudadanos le podrían llamar entonces cocodrilo. La guanábana, huevo de gran sapo, tiene escamas y la piel gruesa. Nunca, por su exterior, dejaríamos que le hiciera compañía en el frutero a una pera, nunca jamás la dejaríamos a solas con un chabacano. No sabemos qué le haría a una fruta tersa, a una fruta sorosada: quizá la mordiera o la tocara y la hiciera perder su inocencia.
   Para elogiar la guanábana, entonces, hay que elogiarla a solas. Su apariencia la aleja de la comunidad de las frutas. Hay que respetar su aspecto y su lejanía. Podríamos abrirla para hacer su elogio. Por dentro la guanábana es blanca. Su color interno, si nuestras inclinaciones son morales, podría conducirnos a atribuirle bondad. Si la pulpa es como el alma, la blancura inmaculada de la guanábana indica sus altas cualidades. No sólo es blanco el interior de la guanábana. Tiene adentro pepitas negras, envueltas en un película opaca. Las pepitas o huesos, además, son suaves y sueltan un zumo desagradable si uno las muerde. Si nuestras inclinaciones son estéticas, entonces podemos hacer el elogio de la guanábana alabando su interior de claroscuro, su disposición interna de contrastes, las pepitas negras incrustadas en la pulpa blanca, longitudinal y transversalemente en patrón simétrico. No hay estética que no suponga una moral, ni exterior sin relación con su interior . La guanábana, reptil posible, tiene la pulpa, quizá el alma, blanca, pero en su alma blanca hay incrustados huesos negros. Está sola por bondad: por no dar a los otros sus semillas de malignidad. De esta conclusión, podríamos proseguir y comparar las guanábana con el cuento antiguo de la bella y la bestia y con su aplicación romántica, la novela parisina del jorobado. De esta comparación, por sí sola, se puede suponer ya la redención de la guanábana: habrá una fiesta en el frutero en que las frutas recibirán entre ellas a la que hasta ahora está sola. Mientras esa fecha se cumple, hay que elogiar la guanábana por su masedumbre. En las juguerías, establecimientos numerosos, pequeños y deliciosos, se deja cortar por el juguero. No opone resistencia y en cuchillo la separa en dos mitades, dejándola lista para licuar y moler y batir con ella preparaciones diversas. De esas preparaciones las más conocidas son las que se hacen con agua, las que se hacen con leche y un híbrido, el esquimo. Hay que evitar, si se quieren saborear las cualidades espirituales de la guanábana, que el juguero le ponga canela en polvo a sus preparaciones. La canela, como nos informa cierta poesía mexicana modernista, tiene virtudes exóticas, un no sé qué amoroso, que opaca al reptil manso, a la fruta solitaria. El sacrificio de la fruta fea es reconocido por la gente, que pide aguas y licuados de guanábana.
   Se nos dirá que no la piden por eso, sino por su sabor. Contestamos: ¿a qué sabe pues la guanábana? Como la ciencia de los sabores tiene un léxico equívoco, podemos decir que sabe a masedumbre, a sacrificio, a redención. El esquimo de guanábana se deja partir por el cuchillo del juguero  para no madurar, para no hacerse un lagarto y no pervertir a las ciruelas ni a los mangos. 
  


-De Mauricio Sanders en Nostalgia del vapor y otros ensayos nones, pág. 38.

Poema simple

Con nostalgia.


A veces me convenzo de que entre tú y yo
lo mejor es la distancia y el silencio,
la una, porque nos permite construir con pensamientos
lo que con manos y besos no encontramos,
el otro, porque con él evitamos lacerarnos.

Y sin embargo aún me queda la ansiedad y la nostalgia
que veía en tus labios incendiados,
perfectos para romperse en mis labios de agua,
en mis mejillas asustadas y en cada una de mis palabras.

Con recelo resguardo esa nostalgia,
esa ansiedad, esa distancia y ese silencio
en los vientres polimórficos de frascos de
de colores cálidos.

Y es que la verdad me tiene sin cuidado
tu noche oscura de luna ciega.



-El poema es mío, la ilustración, de mi amiga Diana García-

jueves, 21 de enero de 2010

Breve cuento.

Estuvo en la guerra.

De pronto, todas las cabezas desaparecieron. Abrió más los ojos. Trató de perforar con la mirada la luz de los reflectores implacables. Sobre el campo, los jugadores corrían en todas las direcciones. Un sordo, pavoroso clamor envolvía sus cuerpos sin cabezas. Agitaban sus brazos confusamente. Como si dirigieran su propia macabra danza. La danza macabra.
    Él estaba tenso. El ruido martilleaba sus tímpanos. Creció su miedo. Ahora los rostros giraban en la cancha. Reflejaban un terror indescriptible. Su propoio terror. No persiguien la pelota. Huían desesperados. Brincaban absurdamente. Con el salto mortal del soldado. Desaparecían. Volvían a emerger. Volaban. Destruidos en pedazos al chocar unos contra otros.
    Empezó  a oír el graznido de las ametralladoras. El ruido del mar. EL ruido del miedo. El silbatazo del ataque. Y gritos. Gritos espantosos que le taladraban la espina dorsal. ¿Llegaría a disparar por fin el cañón camuflado bajo la malla del arco?
    Reaparecieron las cabezas y los cuerpos. Las cabezas subían y bajaban las gradas. Saltaban a la izquierda y a la derecha. Uno, dos,. Uno, dos. A la derecha y a la izquierda. Uno, dos.
    Rodaban unas sobre otras. Saltaban unas sobre otras. Uno, dos. Lo aplastaban. Iban a aplastarlo. Uno, dos. Y los gritos...
   Se lanzó por las escaleras. A ganar la playa. A esconderse en las trincheras. La salida. A empellones. Empujando los cadáveres móviles que cerraban el paso.
    La puerta. La plaza. Arriba, siempre el cielo. El cielo.
    Detuvo un taxi: al hotal.
    Cerró los ojos. Los abrió de nuevo. ¿Y el chofer? Había desaparecido. Él iba solo sobre el tanque que devoraba las avenidas. Traspasaba los muros. Se estrellaba contra los árboles. Mil reflectores enfocaban su marcha. Más a prisa. Aprisa.
    Luego lo de siempre: el silencio largo.
    "¿Le pasa algo?"
    Pagó. Entró en el hotel. A su cuarto.
    Se desplomó sobre la cama.
    A gemir la paz definitivamente perdida en él.

-Cuento de Edmundo Valadés en La muerte tiene permiso.-
 

Eugenia León cantando el tango "Pasional" de Pepe Crow.





No sabrás, nunca sabrás
lo que es morir mil veces
de ansiedad;
no podrás nunca entender
lo que es amar y enloquecer.
Tus labios que queman,
tus besos que embriagan
y que torturan mi razón…
Sed que me hace arder
y que me enciende el pecho de pasión.
Estás clavado en mí,
te siento en el latir
abrasador de mis sienes,
te adoro cuando estás y
te amo mucho más
cuando estás lejos de mí.

Tengo miedo de perderte,
de pensar que no he de verte…
¿Por qué esa duda brutal?
¿Por qué me habré de sangrar,
si en cada beso te siento desmayar?

Sin embargo me atormento
porque en la sangre te llevo;
y en cada instante, febril y amante
quiero tus labios besar.

Te quiero siempre así…
estás clavado en mí
como un puñal en la carne
y ardiente y pasional
temblando de ansiedad
quiero en tus brazos morir.

Narrativa hispánica, mexicana y femenina.

(...)  

    Don Roque, el sacristán, se abrió paso entre la muchedumbre. Venía lleno de polvo y con el pelo en desorden.
    -¡Vayánse a sus casas!
    La multitud permaneció sorda a la voz de don Roque y el atrio se llenó de fogatas, de cirios encendidos y de rezos. Al amanecer llegaron los habitantes de los pueblos vecinos y la muchedumbre aumentó, se levantó una gran polvareda que se confundió con las preguntas, el humo de las fogatas, los ¡arre burro! y los olores de la comida preparada al aire libre. Grupos de borrachos dormían tirados en el polvo; las mujeres envueltas en sus rebozos reposaban inmóviles.
    Los años han pasado y aquella inmensa noche en que velamos  la iglesia se aparece en mi memoria con la claridad de una luciérnaga; también como una luciérnaga se me escapa.

(...)

-Fragmento de la novela Los recuerdos del porvenir de Elena Garro.-

Para esa persona especial...

El recuerdo.

En las horas
en que el paisaje se vacía
-todo se lo han llevado las nubes-,
los objetos de familia,
las palabras íntimas.
En una soledad de todas las cosas,
ciego, mudo, sólo me quedan unos cuantos dedos
para tocar las piedras y las rosas
que tú tocaste
o que solamente rozó el viento
de suave gloria que te trajo.
En la desaparición del panorama que fueron mis ojos;
en la interrupción del viaje de música
que fueron mis oídos;
en la pérdida de todo idioma
(acaso por una bagatela de ortografía),
me rodean las horas
sin tiempo y sin clima
para entregarme
el tacto de las piedras y las rosas
que tus pies y tus manos
tocaron
o que apenas rozó el viento
de suave gloria que te trajo.
Tu ausencia ha dejado sobre las piedras
una florecita que tal vez es negra.
Y en la vida
de la piedra y la flor tras de tu sombra,
mis manos ven y oyen y graban un signo
que compendia todas las cosas.
En las horas,
en que se perpetúan los instantes
de tu ausencia presente de paloma.

- Carlos Pellicer en Hora y 20-
Me hallo perdida
en la selva de lo incierto,
reunido un trazo encontrado
en el vientre de aquel árbol
construido con murmullos.

Dos silencios llenan la arboleda:
la presencia del pálido canto
y la ausencia del aire tibio.

Reminiscencias distendidas
en el arenal de los recuerdos
buscan liberarse
del
sucio fango concebido
en un parto erróneo.

Intentan alcanzar su redención.

-Mío-

La paloma

La tía Mercedes caminaba por un callejón de Montparnasse cuando de pronto encontró una paloma que yacía en el suelo con el ala rota. Se adelantó unos pasos; entonces vino un hombre gordo cargado de buenas intenciones que se agachó a recogerla y la arrojó al aire exclamando "¡Vuela, no seas floja!" Y la mató.


-Cuento de Beatriz Espejo en Muros de azoghe-
Si comparado con mi amor, que nace,
me voy quedando chico,
¿qué soy junto al amor que tú me tienes?

Igual que una palabra
que cercan otras muchas en un libro,
soy entre lo que dices;
entre lo que tú piensas,
como un olor de anís en un armario;
como barca mecida, circundada
por agua y viento inalterables,
circundada y tranquila, alegre y dócil,
estoy en lo que haces.

Y tus palabras y tus pensamientos
y tus hechos, me prestan un sentido
y un pasado y un rumbo.
Náufrago, roto, enroquecido,
encendí mis hogueras en la orilla
más alta, sobre el mar, y tú las viste
al pasar, desde lejos, y llegaste
y curaste mi sed, fuiste a mis llagas,
arropaste mi frío,
y me guardaste inerme y consolado
sobre tu corazón.
Allí en silencio,
mientras mi amor en vela te contempla,
he tocado tu amor y estoy dormido.

-Rubén Bonifaz Nuño-
Savia huyendo por el hexagonal
iris de las legumbres y las verduras;
senderos ocultos en donde
el viejo olivo se masturba
y los retoños de los nogales
buscan sorprender al amor
a la anunciación de las
primeras lluvias.

Desde entonces la añoranza
legitimó sus palabras
de inocentes esplendores,
tuvo el grano de la dicha
y la perpetuidad de la aventura.



- Alonso Vidal-

Preludio a modo de bienvendida.

La creación de este "blog" obedece a la pretensión de dar a conocerme de manera no muy directa, pero con la profundidad de la que son capaces de otorgar mis aficiones artísticas e intelectuales. El eje desde que funcionará el blog es, simplemente, la publicación de textos, videos, etcétera, que he leído o visto, que me gustan y que me interesa compartir. Un saludo y BIENVENIDOS.