La tía Mercedes caminaba por un callejón de Montparnasse cuando de pronto encontró una paloma que yacía en el suelo con el ala rota. Se adelantó unos pasos; entonces vino un hombre gordo cargado de buenas intenciones que se agachó a recogerla y la arrojó al aire exclamando "¡Vuela, no seas floja!" Y la mató.
-Cuento de Beatriz Espejo en Muros de azoghe-
jueves, 21 de enero de 2010
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